Antes de comenzar, quiero aclarar que la pinocha para cestería no se recoge del suelo, pues estas agujas de pino seguramente se romperán. Por eso hay que recolectarla de los pinos, pero cuando ya está seca.
Buscamos un pino caído o una rama caída, que no se encuentre en contacto con el suelo y de allí sacamos las agujas. De esta forma nos aseguramos de que estén secas, derechas y las quitamos en manojos prolijos.
Materiales:
Pinocha
Hilo grueso
Un recipiente grande con agua
Una aguja de cestería
Piñas pequeñas, semillas y frutos secos
Opcional:
Un trozo redondo de madera
Un taladro
Una mecha
Paso a paso:
Comencé llenando un gran recipiente con agua y puse allí la pinocha en remojo toda la noche, porque se debe trenzar cuando está empapada y blanda, para que no se quiebre.
A la mañana siguiente tomé un manojo de 20 agujas de pino y las até juntas de esta manera:
Estiré el hilo y seguí atando el manojo a intervalos regulares, hasta llegar al largo que me permitiera formar la base.
Decidí comenzar el cesto dejando sin trenzar la parte inferior, para luego insertar allí una rodaja de madera, pues de esta manera el trenzado es más sencillo y el acabado es más prolijo.
Hay varias maneras de comenzar el trenzado y ellas son:
- Hacer una base de madera compensada o MDF, perforar el contorno y comenzar a trenzar desde allí.
- Enrollar el manojo de pinocha con hilo, hacer un espiral con él y luego continuar enrollando la pinocha.
- Enrollar el haz de pinocha desde el comienzo, con mucha paciencia, fuerza y habilidad (es bastante difícil)
- Empezar desde el centro (como hice mi cesto) y luego poner el fondo, con madera u otro material.
Armé el primer aro atando el manojo sobre sí mismo.
Y luego comencé a enrollar y a atar siempre a la altura del nudo de la capa inferior.
Seguí colocando nuevos manojos, atando alrededor del haz de pinocha, tomando con la aguja de cestería algunas hebras de la capa inferior y pasando la aguja por la puntada anterior para tensar el hilo y darle curvatura al cesto.
Varias veces se me terminó la provisión de pinocha. No me quedó más remedio que poner más agujas en remojo y esperar otro día antes de seguir trenzando. (Respirar profundo, relajarse ¡y no ponerse ansioso!)
Seguí el trenzado despacio, concentrándome en coser siempre a la misma altura, en una línea vertical.
Una vez que llegué a la altura apropiada, me detuve para observar qué grosor debía tener la última vuelta para que el cesto quedara parejo.
Agregué la cantidad de agujas necesarias, las corté a la medida del largo que faltaba trenzar, las até y cerré el nudo.
Puse el cesto en agua para ablandar la pinocha, corté un trozo de madera compensada del mismo diámetro que el agujero del cesto, lo encastré en la parte inferior y esperé que se secara para que al endurecerse la pinocha, quedara fija la base.
Y no podían faltar unos frutos secos y hojas para decorar el cesto.
Y aquí está mi cesto terminado. Estoy muy contenta con él, aunque no soy una experta haciendo cestería. Creo que el encanto radica en haberlo hecho yo misma, y seguramente a ustedes les suceda lo mismo. No busquen la perfección, pues esto llega solo y sólo es posible un acabado perfecto luego de tener mucha práctica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario